El asunto de Julián Assange, WikiLeaks, tras el
acceso y publicación de datos de algunos de los
centros de información más secretos del mundo tales como el Pentágono, el gobierno de
los EEUU o los servicios de inteligencia de algunos países occidentales, deja patente cuáles son los mecanismos de global funcionamiento
del sistema o sistemas político-económicos en la actualidad y a su vez cuál es su escala de valores ( falta de valores
propiamente dichos) sobre la que se sustentan las relaciones mal llamadas
humanas pero acordes con este sistema.
Efectivamente la actitud y acción
valientes de Julián Assange y su equipo evidencian que el actual sistema
político-económico no es otra cosa sino un sistema de dominación cuasi total, por
lo que no puede permitir bajo ningún concepto que trascienda lo que sus dirigentes consideran
información reservada ya que de este modo sus fines y estrategias quedan al
descubierto. Un engaño sistemático y profundo a la población humana.
No se trata del primer ni único duelo titánico entre la verdad y la
ocultación o engaño informativo a lo largo de la historia de la humanidad, pero
no cabe duda que estamos ante un caso paradigmático, pues en este momento el acceso
a la información reservada, calificada por muchos como propia de las cloacas de
los estados modernos, se está llevando a cabo gracias a algo nuevo que se llama
internet. Por cierto y para más inri,
una tecnología cuyo origen procede de los centros de investigación de la propia
organización militar.
Lo cierto es que los actuales
estamentos militares y sus
correspondientes gobiernos, incluidos los calificados como democráticos, son
conscientes que de no controlar y anular a Wikileaks el conglomerado político,
económico, militar e informativo (desinformador) actual podría verse afectado de una
manera radical que nadie por el momento atisba a ver.
La destrucción total tanto de Julián
Assange como de WikiLeaks en general,
constituye una exigencia, una prioridad, un tema de vida o muerte para la clase
poderosa, por ello tememos lo peor, una
declaración de guerra total, siguiendo la metáfora bíblica: David frente a Goliat, de incierto final
Las filtraciones de información
reservada que son enviadas a los
redactores de WikiLeaks por personas varias
que tienen acceso a ellas, además de
mostrar un inconformismo profundo por parte de algunos funcionarios de estos
servicios estatales, muestran que la
sociedad actual está construida sobre una nula escala de valores, al dictado de
quienes fabrican el dinero de manera privada. Se predica una cosa y se hace
otra. Pero lo más alarmante es la
claridad con la que se muestra que son precisamente quienes comenten los crímenes, los que establecen las reglas del juego: en
este caso, prisión o muerte para quienes publiquen determinada información que evidentemente va contra sus intereses. Lo que se
presenta como una protección del bien común o el estado no sólo no lo es sino que deviene todo lo contrario: protección de
privilegios incompatibles con el bien común. De este modo se intenta hacer creer que la
difusión que hace WikiLeaks constituye una transgresión a lo más sagrado ya que
pone en peligro a la actual civilización humana.
Pero es precisamente el intento
de mantener una sociedad como la actual,
organizada sobre la desigualdad, los privilegios y la ocultación, lo que constituye
un imposible, como muestra la historia hasta la saciedad. Por el contrario lo que
hace patente Julián Assange y WikiLeaks con el contenido de sus publicaciones es mostrarnos
que estamos ante una sociedad en
decadencia que padece de las mismas contradicciones que han sufrido con anterioridad imperios militaristas oligárquicos a lo largo
de la historia y cuya continuidad ha resultado un imposible.
El ataque a WikiLeaks no se
justifica en ética alguna, ni en la
defensa de la sociedad, por más que se utilicen vocablos sincréticos por parte
de los llamados moralistas del capitalismo. ¿Es acaso justo o si quera inteligente que se nos oculte información que a todos atañe?
Se trata de una defensa más, a
ultranza, de una sociedad profundamente jerárquica por razón del dinero y el
poder militar. Precisamente lo que hace Julián Assange y WikiLeaks en general es poner en práctica el principio tan cacareado y al mismo tiempo
manipulado hipócritamente, pues
realmente pertenece a una escala de valores diferentes a la que
practican en la actualidad los estados,
hablamos de una verdadera libertad de
expresión. Principio y escala de
valores que se opone frontalmente a que
el dinero, la ocultación y la fuerza bruta, es decir las actuales políticas económicas, informativas y
de defensa sigan siendo las propias de una sociedad que pretende
definirse como convivencial.
Pero por desgracia hemos de temer lo peor en el desenlace de este
caso., a no ser que por una de esas inesperadas razones de la historia David
venza a Goliat. En ese caso tendríamos
que concluir que la existencia de
internet habría posibilitado un cambio profundo en el desenvolvimiento de la
humanidad.
Rafael Rodrigo Navarro
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