miércoles, 6 de febrero de 2019

EL AMOR COMO SEDICIÓN.REFLEXIONES SOBRE LA FIGURA DE JESÚS DE NAZARET

 A Jordi Cuixart i Navarro, agraint-li la seua enteresa


Parece ser que Jesús de Nazaret, rabino galileo de procedencia popular, independientemente de la  creencia político-religiosa propia, o que algunos le atribuyen, sobre la necesidad de liberar al pueblo judío de la dominación romana ( Mesías) y también  del proceso de deificación posterior ( Hijo de Dios), fue capaz de sintetizar, a pesar de las numerosas  y diversas corrientes de pensamiento existentes en su época, una  forma idónea de entender las relaciones humanas, una visión doctrinal dirigida a la raíz del problema suscitado por la necesidad de conformar una sociedad  sobre la base de principios éticos y no estructurada en torno al poder, el dinero y la dominación de unos sobre otros. Es decir, una sociedad que mereciera el calificativo de verdaderamente humana.
Resultat d'imatges de JESUS DE NAZARET
Cosmovisión  difícil de entender cuando la sociedad está construida de manera que la supervivencia exige competir y destacar en la capacidad por dominar y esclavizar al prójimo. No obstante muchos de los que escucharon al rabino Jesús consideraron esta cosmovisión viable por lo que se suscitaron esperanzas de justicia e igualdad en el pueblo, pero también animadversión en  aquellos que conformaban el poder político, religioso y militar en el Israel de aquel tiempo. Una  concepción de las relaciones humanas fundamentada en la verdad, la igualdad, la justicia, la solidaridad, el equilibrio entre la persona individual y la social-comunal, el reparto de la riqueza generada  con el trabajo colectivo, etc. Es decir, una cosmovisión de las relaciones humanas que se resumen en un concepto y  en una realidad convivencial: el amor. 
No se trataba de ninguna novedad, pues la cosmovisión del amor como sostén de relaciones verdaderamente humanas, ha sido explicada a lo largo de la historia de la humanidad en numerosas ocasiones y se ha manifestado válida como principio rector de la convivencia. Desgraciadamente, al surgir la escritura dentro de estructuras de carácter imperial, y por tanto militaristas, jerárquicas y desiguales,  las organizaciones sociales basadas en el amor han pasado desapercibidas, de manera que incluso resultan  extrañas en el momento presente por falta de referencias históricas.

En la sociedad israelita de los siglos anteriores y posteriores a la vida de Jesús de Nazaret  existía, como hoy día, ya que la estructura social es similar en muchos aspectos, interpretaciones religiosas y civiles encontradas  acerca de la ética, el comportamiento moral debido, la necesidad o no de jerarquías y  leyes;  sobre formas de entender los gobiernos,  relaciones con las potencias militares imperantes en el momento, en concreto Roma y un largo etcétera. Pero ninguna resultó tan impactante como la  cosmovisión del rabino  Jesús de Nazaret caracterizada por dar al amor una categoría especial  y  convertirlo en el componente  principal, el alfa y el omega en el lenguaje de sus posteriores seguidores, de la convivencia y la socialización.

El valor de tal cosmovisión consistió  en pasar por encima, trascender,  o lo que es lo mismo, encontrar la base, lo que subyace, a lo que se propugnaba desde las principales corrientes político-religiosas del momento, enfrentadas por parciales: fariseos de Hillel  o  Beit Shamai (1), Saduceos,  Zelotes  e incluso Esenios (2), en muchos aspectos coincidentes con el mensaje de Jesús, de manera que, como atestiguan  los evangelios, se contaban entre sus oyentes  y seguidores participantes de estos colectivos, aquellos que a pesar de su ideología particular conservaban el espíritu de búsqueda constante de la verdad, encontrando  en sus  enseñanzas  la necesitada visión global de y para su existencia.

Aunque probablemente el  núcleo  de  la predicación de Jesús de Nazaret fue  la inmediata llegada del reino de Dios a Israel,  una propuesta mesiánica y a la vez ética de justicia, igualdad, amor y  no violencia frente a la organización social  jerárquica y desigual de aquel tiempo, es importante tener en cuenta cuales fueron las consecuencias que  para él y quienes le siguieron, tuvo el hecho de dar a conocer e insistir en la  práctica de la cosmovisión del amor. Tras predicar en Galilea  con resultado dispar  y  recorrer numerosos lugares de Israel proclamando una ética liberadora, se dirigió  a Judea, en concreto a Jerusalén sede  religiosa, política y militar del momento, lo que produjo una confrontación directa con quienes detentaban el poder y en donde fue juzgado sin contemplaciones como sedicioso, según el diccionario de la RAE responsable de un alzamiento colectivo, con sublevación de las pasiones contra la autoridad, el orden público y  la disciplina militar, lo que supuso de inmediato su muerte en una cruz. 


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