viernes, 29 de diciembre de 2017

INCÓMODA SABIDURÍA

Un artículo de Rafael Rodrigo Navarro

Que cálido resulta hacer ciencia. Leer pausadamente esa revista de coloridas, brillantes imágenes. Junto a una chimenea que nos calienta mientras  chisporrotea juguetona. Poder concentrarse en la palabra y en el razonamiento.

Sentir el profundo placer de entender y soñar. Porque eso es la ciencia: un sueño que  hace volar al pensamiento.Ampliar los horizontes del  conocimiento. Crear hipótesis, plantear un experimento, comprobar la verdad o la falsedad de lo pensado.

Qué cálido resulta hacer ciencia. Junto a una chimenea que expande tibieza mientras respeta el silencio necesitado.

Qué placentero resulta dedicarse a la ciencia. Un quehacer valorado socialmente, un oficio difícil de aprender, sí, pero bien pagado. Puedes mediante la ciencia conseguir una fortuna. Exigente, sí; pero compatible con viajes  y  aventuras.

Qué agradable resulta dedicarse a la ciencia. Tienes la palabra  y  se te otorga el tiempo para enseñar. Tienes el conocimiento y se te dan oportunidades para incrementarlo. Se te da un podio y  eres admirado en tu altura que algunos llaman grandeza.

Pero eso es todo. Y nada más.

El conocimiento que nos  otorga la ciencia no  es  la sabiduría. Es apenas una pequeña parte de esa sabiduría que buscamos desde que somos conscientes  de habitar un mundo inabarcable. 

La sabiduría no se aprende en un cálido recinto, ni con una placentera  ensoñación  que nos hace crear hipótesis. La sabiduría hace que sintamos frio y vértigo y desazón y miedo. Se trata del  conocimiento de la otra parte de la luna. El  que no se ve. El que surge y permanece en nuestra parte oculta, el inconsciente. Que nos provoca con intuiciones, que nos desgarra con  sobresaltos de consciencia, que nos arroja una y otra vez fuera de la zona de confort, que nos emplaza a la lucha, a una brega sin fin.

Nace la sabiduría de una  percepción global de la vida. No deja nada en el tintero,  nada en el razonamiento, nada en la acción por realizar. A la sabiduría no le está permitido simplificar, dejar fuera de su consideración lo que nos es molesto, dificultoso o  árido.  Esto convierte su consecución en un camino duro, lento, angosto, que no obstante, dicen, lleva a la salvación.

Desde la sabiduría, la ciencia  a pesar de su grandilocuencia resulta demasiado simple, parcial, manipulable, provisional, efímera, demasiado distorsionante de la completa realidad. No se opone a la ciencia. Todo lo contrario, le da sentido. La coloca en su lugar. Deja a la vista la fatuidad de quienes la confunden con la visión global de la vida. Llama a la humildad. Destruye el pensamiento totalitario, combate la ambición y descubre la inseguridad mentirosa del poderoso.

Resultat d'imatges de GLOBALLa sabiduría es global. Percibe lo holístico, lo trascendente, lo que está más allá, la relación existente entre las personas, los objetos y la de aquellas y estos. 
La sabiduría incluye en sus análisis la indagación sobre el bien y sobre el mal, por ello resulta compleja, y orienta la vida a la consecución del bien que  atisba. La sabiduría tiene en cuenta  a la muerte como parte de la realidad de la vida.


¡ Qué incomoda es la sabiduría!

No hay comentarios:

Publicar un comentario