domingo, 1 de julio de 2018

Los indígenas colombianos que se oponen al ejército y a la guerrilla

El escenario se ha repetido numerosas veces, especialmente en la última década: un territorio primero es objeto de ataques por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y, casi inmediatamente después, sede de un "Consejo de Seguridad" convocado por el gobierno para reafirmar su autoridad en el terreno.

Pero a su llegada este miércoles a Toribío, junto a su gabinete, el presidente Juan Manuel Santos se encontró con que los habitantes de este pequeño poblado del norte del Cauca quieren que esta vez las cosas sean diferentes.
El último ataque de las FARC contra la estación de policía del pueblo, que empezó el viernes pasado, dejó diez muertos, más de cien heridos y numerosas casas afectadas.
Y los enfrentamientos sólo terminaron luego de que las comunidades indígenas que pueblan la zona se movilizaran para hacerles llegar el mismo mensaje a ejército y guerrilleros: respeten nuestros territorios y llévense de aquí su guerra.
Centenares de indígenas nasas, paeses y guambianos subieron a las montañas que rodean al pueblo para exigirle a los guerrilleros que se fueran. Y otros tantos se encargaron de desmontar las barricadas que protegen a la estación de policía de Toribío.






"Uno ve que la militarización no es la vía. Eso ha sido mas bien un complique porque al estar las trincheras de los militares, al estar la policía resguardada en el caso urbano, eso ha provocado ataques más fuertes", le explicó a BBC Mundo Argelino Escué, de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, ACIN.
Y la ACIN ya anunció que le pedirá al presidente Santos la salida del ejército de sus territorios, de la misma manera que está exigiendo la salida de la guerrilla.
La demanda no es nueva: el pueblo Nasa viene exigiendo la salida de todos los actores armados de su territorio desde hace tiempo.
Y el reclamo empezó a adquirir mayor fuerza hace casi exactamente un año, luego que el gobierno colombiano decidiera responder a un anterior ataque contra la estación de policía de Toribío aumentando significativamente su presencia militar en la zona.
El poblado ya había sido blanco de las FARC en numerosas ocasiones: más de 600, según estimaciones del anterior alcalde, Carlos Banguera.
Pero el ataque de julio del año pasado fue presentado por algunos como evidencia del supuesto resurgimiento de las FARC durante el gobierno del presidente Santos. Y las autoridades decidieron reaccionar.
Desde entonces a la fecha, sin embargo, la percepción de deterioro en materia de seguridad se ha confirmado como el punto débil del mandatario, quien la semana pasada pudo ver como el expresidente Álvaro Uribe oficializaba la creación de un movimiento político de oposición que tiene como principal bandera una posición mucho más agresiva en el manejo del conflicto.





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Las comunidades indígenas no quieren a las FARC ni a los militares en la región.

Y, así las cosas, la necesidad de no mostrarse débil en materia de seguridad seguramente no le permitirá a Santos detenerse a considerar las demandas de los indígenas del norte del Cauca.
Por el contrario, se espera que el mandatario anuncie en Toribío la creación de una nueva fuerza de tarea conjunta para la zona del norte del Cauca.
El presidente también está dispuesto a anunciar un plan de consolidación que llevaría a la región proyectos de desarrollo y programas sociales, que ayuden a mantener a los pobladores lejos de las FARC y los cultivos ilegales.
Pero Argelino Escué no está convencido de que la visita de Santos sea lo que en estos momentos necesita su territorio.
"Eso inclusive puede agravar un poco más la situación. Yo creo que de acuerdo a la posición que él traiga también eso podría agravar mucho más la situación", le dijo a BBC Mundo.







"Más que ir a la región, yo creo que lo que se necesita es que sus políticas sean diferentes y yo no creo que él vaya a cambiar sus posiciones políticas", agregó.
Las FARC, por su parte, también tienen sus razones para mantenerse en la zona y desoír las demandas de los Nasa.

Después de todo, el norte del Cauca hace parte de un corredor estratégico por el que circula parte de la droga que financia su lucha y la guerrilla conoce esas montañas como la palma de su mano.
Y por eso, a pesar del triunfo obtenido a inicios de la semana, el consejero de la ACIN está consciente de las dificultades de su lucha.
"El problema es como aguantar, como resistir, como sostenernos".
"Pero sabemos que es complicado. Seguro vendrán las amenazas de parte y parte, como ya lo hemos visto ya en los últimos meses".

Las amenazas por parte de todos los actores armados han sido, a lo largo de la historia del conflicto, un problema enfrentado por prácticamente todos los pueblos indígenas colombianos.
Estos siempre se han asumido como neutrales pero eso no los ha protegido del ejército, la guerrilla ni los grupos paramilitares.





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Image captionBuena parte del conflicto se vive en los territorios indígenas.

Antes bien, el precio de esa neutralidad lo han terminado pagando con su estigmatización, además de desplazamientos, secuestros y asesinatos.
"Desde que tenemos conocimiento del conflicto armado hemos manifestado que estamos ajenos al conflicto, pero que somos víctimas sistemáticas del mismo, pues este se manifiesta en nuestros territorios", le dijo a BBC Mundo Javier Sánchez, de la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC.
"Pero por reclamar autonomía, el gobierno propio de nuestros territorios y la libre determinación tanto a las FARC como la otra guerrilla, el ELN, los paramilitares, BACRIM (bandas criminales) y demás, han perseguido y asesinado a los dirigentes indígenas".
"Y el gobierno, a través de las fuerzas militares y la policía, ha manifestado y reiterado que la fuerza pública no tiene territorio vedado".
De hecho, durante su mandato, el anterior presidente Álvaro Uribe, dijo explícitamente no aceptar "la aparente neutralidad entre los terroristas y la fuerza publica" y acusó a los indígenas de intentar sabotear con su actitud su política de "seguridad democrática".
Y Sánchez, quien pertenece al pueblo Sikuani, asentado en la Orinoquía colombiana, y es secretario técnico de la mesa nacional de concertación de la ONIC, no cree que las cosas vayan a cambiar mucho bajo el gobierno del presidente Santos.
"En este gobierno el tema del aumento del pie de fuerza en esa región del Cauca se ha dado creo yo más de cinco veces".
"Ellos creen que aumentando el pie de fuerza se combate lo que ellos llaman 'terrorismo', pero lo único que hace es recrudecer el conflicto", insistió.

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